El equipo que ha coordinado la reflexión sobre el compromiso social y político de la fe, nos ha presentado las conclusiones y propuesta para ser estudiadas en la Asamblea Parroquial que celebraremos el domingo 16 de junio a partir de las 4,30. Sería interesante llevarlas leídas y estudiadas para ser más operativos en el encuentro. Gracias.
CRISTIANOS EN EL MUNDO, SOMOS RESPONSABLES
Conclusiones:
- Falta sentido social en la mayoría de los católicos de nuestra Iglesia. Para la mayoría de los cristianos la vida va por un lado y la religión por otro (PT 153).
- La mayor parte de nosotros en lugar de entender la participación Social y Política como una exigencia de la fe y un servicio a la comunidad, lo vemos como algo negativo y que no tiene nada que ver con nuestra fe.
- Los católicos, para “evitar equivocarnos”, seguimos a la defensiva, en parroquias propias, en colegios propios, en universidades propias, en asociaciones propias... para acabar enterrados en cementerios propios. Puede que Alguien nos pregunte entonces ¿qué tierra hemos salado? y no sepamos qué contestar (Mt 5,13).
- Nuestra forma de ser cristiano tiene que cambiar. En vez de darnos golpes de pecho tenemos que partirnos el pecho. Debemos ser testigos del evangelio allí donde estemos.
- La mejor expresión de la fe es el ejercicio de la caridad, el compromiso por mejorar las condiciones de vida de los hermanos que sufren. (Ex. 3,7-10; Mt. 25, 31-46).Dios no nos envía al templo, sino allí donde se oyen los gritos de los hombres para ofrecerles la esperanza. Las propuestas de Jesús se dirigen no solo a personas aisladas sino sobre todo a la comunidad.
- San Pablo (Fil.2, 6-7) nos plantea que el ejemplo de Jesús nos exige acercarnos a los demás como uno más, compartiendo con ellos vida, alegrías, sufrimientos, luchas y esperanzas
- La Doctrina Social de la Iglesia nos recuerda que el compromiso social es una exigencia fundamental de la fe.
- Ser voluntario para el cristiano es una forma y estilo de vida marcado por el amor y la disponibilidad al hermano que sufre, con la convicción de que estamos a su servicio siendo conscientes de que nosotros no salvamos a nadie, se salva la persona.
- Nos falta formación y reflexión sobre la dimensión social y política tan esencial en la vida del cristiano.
- Necesitamos tomar conciencia de la realidad en la que debemos ejercer responsablemente nuestra presencia en el mundo; pero no hacemos un autentico análisis personal y grupal de la realidad, nos dejamos manipular por los medios. Los cristianos necesitamos fomentar un espíritu crítico.
- Los dos pilares que sustentan nuestra responsabilidad son la dignidad de la persona y el bien común. La finalidad de nuestra acción responsable en el mundo y la garantía de que lo que estamos haciendo es acorde con el evangelio.
- A veces tenemos la impresión de que estamos entrando en el “mercado del voluntariado” como una nueva forma de “vender solidaridad” otras veces, solo se “toca la tecla sensible” pero no van más allá.
- Estamos presentes en alguna ONG,s pero la presencia en el ámbito del trabajo y de la empresa es muy escasa o nula y cuando existe se realiza casi siempre a título individual con poco apoyo de las comunidades o de la parroquia.
- Nuestra presencia en la política y la sociedad es muy pobre. Pablo VI nos recuerda que “no solo tenemos el derecho, sino también la obligación de participar en la construcción de una sociedad democrática y de tomar parte activa en la vida pública, contribuyendo al bien común. (Pablo VI, OA 24,)
- En el ámbito cultural la presencia de los cristianos se nota poco, parece que la cultura es ámbito de otros y no de los creyentes.
- La familia es un campo privilegiado para el compromiso y la acción del los cristianos. Exige una implicación activa, pero somos conscientes de que padecemos los mismos problemas y ponemos las mismas excusas para comprometernos que el resto de la sociedad.
- En la familia, necesitamos potenciar una serie de valores éticos como: respeto, justicia, tolerancia, apertura, responsabilidad, colaboración, valor de la persona, diálogo, compromiso, coherencia, oración…
- Los cristianos, en esta tarea de construir una sociedad mejor (el Reino) no podemos ir solos. Es necesario y fundamental el diálogo y la colaboración con otros. Esto nos plantea una serie de exigencias y actitudes: compromiso, diálogo, respeto, coherencia, ser críticos, trabajo en equipo, escucha activa, capacidad de reconciliación, ser emprendedores y creativos.
- A la hora de señalar los ámbitos donde se puede trabajar (economía, política y cultura) somos conscientes que debemos estar presentes en cualquiera que respete la dignidad de la persona y el bien común.
- Ante la falta de valores que estamos viviendo, los cristianos podemos ofrecer:
- El testimonio real de vida comunitaria, donde se considera al otro como persona igual a mí y no como amenaza.
- La esperanza y la alegría que van más allá de nuestras luchas, éxitos o fracasos.
- La gratuidad y servicio como distintivo de nuestro compromiso con el hermano.
- La espiritualidad de cristiano laico parte de la vida misma, no se siente ajeno a nada de lo humano y todo lo observa con mirada cristiana (GS, 11). Actúa en la realidad guiado por el espíritu evangélico, como desde dentro, a modo de fermento, a fin de ordenar según Dios los asuntos temporales (LG, 31).
- La formación permanente es fundamental para saber dar razones de nuestra fe y nuestra esperanza. No se trata solo de saber, sino de hacer; es necesario llevar a la práctica la formación.
- En concreto, es absolutamente indispensable para el cristina una formación más profunda de de la doctrina social de la Iglesia y del método que propone de discernimiento de la realidad (PT 153): Ver, Juzgar y Actuar (MM 226-230; CA 57).
Propuestas:
- La crear y participar en grupos de reflexión, revisión y acción específicos del campo en el que estamos interesados en colaborar o participando.
- Fomentar y dar cauces de formación sobre la participación política y social.
- Ayudar a los padres a asumir el compromiso familiar dando ejemplo de responsabilidad, diálogo, cercanía y acompañamiento de los hijos.
- Potenciar la participación en agrupaciones de padres como AMPAS, Escuela de Padres…
- Apoyar las iniciativas que exigen a los poderes públicos políticas familiares que ayuden a conciliar la vida laboral, ayudas a los mayores y dependientes, consenso y ayudas para la educación.
- Potenciar nuestra presencia social y política participando activamente en alguna de las organizaciones ciudadanas y movimientos alternativos.
- Ayudar a los voluntarios a pasar del “tengo que hacer” a “estas personas necesitan mi ayuda”.
- Potenciar valores como el compartir, la gratuidad y la formación continua.
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