martes, 8 de enero de 2013

Encuentro de los Responsables de las Comunidades




El próximo sábado (12/01/13) tenemos programado un encuentro de los componentes del Equipo de Adultos y los Animadores, catequistas y algún representante de las Comunidades. Comenzaremos a  las 17:30 para terminar a las 19:30.

El esquema de la reunión será el siguiente:
  • Oración (Lectura reposada del capitulo 18 de Mateo. El discurso de la comunidad)
  • Comentar la situación de las comunidades a la luz de las Características Generales de una Comunidad Cristiana.
  • Oración final. 
Características Generales de una Comunidad Cristiana

La pregunta que con cierta frecuencia nos hacemos es ¿cuándo podemos decir que nuestro grupo se ha convertido en “Comunidad Cristiana”? ¿En que medida podemos decir que somos Comunidad Cristiana?  ¿Cuáles son las condiciones mínimas para poder ser llamado un grupo pequeño «Comunidad Cristiana»?

Sin pretender abarcarlos todos,  siguiendo la reflexión de Antonio Botana, os presentamos algunos “rasgos suficientemente aparentes para poder identificar con relativa facilidad una comunidad cristiana y diferenciarla de un grupo catecumenal:
  • El primer rasgo indicador de una comunidad es que los que la componen han hecho una opción clara por vivir su fe en comunidad, y la manifiestan en su actitud de compartir, en mayor o menor grado, su vida, su fe, sus bienes, su compromiso.
  • El objeto normal de reflexión de la comunidad ya no es el contenido formativo (la «Iniciación en el Misterio»), sino la MISIÓN de la comunidad: la lectura crítica de la realidad en que está situada, el análisis desde la vida diaria y la inserción social de sus miembros, los compromisos apostólicos... La comunidad ha asumido su papel de ser signo del Reino, y su preocupación es extenderlo.
  • El conjunto de los miembros del grupo valora la oración personal y es fiel a ella. Se practica con asiduidad la oración comunitaria (compartida) y ésta es frecuentemente eclesial (orientación litúrgica). Tiene importancia especial la Eucaristía, celebrada en el seno de la comunidad o juntamente con otras comunidades.
  • Varios miembros han hecho ya su opción por un estado de vida, sea matrimonio o celibato cristiano, como forma de ser y no de tener, como vivencia permanente de los valores del Reino desde un carisma concreto. Constituye una garantía relativa de continuidad y aporta madurez y estabilidad al grupo.
  • Dentro de la comunidad están establecidos diferentes servicios y ministerios, los necesarios para la edificación y el buen funcionamiento de la comunidad; el de la animación, liturgia, formación, relación con otras comunidades de la iglesia local...
  • La comunidad está reconocida como tal con su identidad propia —o se han comenzado los pasos para este reconocimiento— por parte de la iglesia local. Se siente vinculada a ella y participa en sus convocatorias. La vinculación se concreta en estructuras apropiadas: parroquia, arciprestazgo, encargado de relaciones con los responsables diocesanos...”


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