Avituallamiento en la Casa de la Cueva

El día de ayer fue espectacular. Había miedo, los jóvenes no confiaban mucho en sus fuerzas para el primer tramo del itinerante... pero aquí podéis ver que están enteros, contentos, felices... el que no arriesga es el que pierde, el que quiere conservar nunca gana nada; como dicen: el sol luce por que se desintegra.

Cuando les llevé la cena a la Casa de la Cueva, me contaron las experiencias... hablaron de ampollas, de dolor de piernas, de sudor y calor, de cansancio... pero cuando describían los parajes por los que pasaron les brillaban los ojos... caminos protegidos por los árboles del sol, alfombras de hojas, vistas increíbles, animales...

Luego la noche les pilló cenando, la luna llena naranja y grande como un sol con rostro y las estrellas como techo de lujo para dormir.

Esta mañana subían al monte Abantos y de ahí bajaban hacia el Escorial para ir a dormir a un Camping.

Mientras redactaba esta noticia me han enviado fotos desde el mismo monte Abantos. Es una primicia y una belleza.