Miércoles II 11 Diciembre
- Is 40,25-31: "Dios no se cansa ni se fatiga”
- Mt 11,28-30: Venia a mi los cansado y yo os haré descansar”
Meditación:
El prefacio de la liturgia eucaristica culmina con el Sanctus (Santo, Santo, Santo es el Señor...) en el que proclamamos a Dios como Santo, Fuerte e Inmortal. Dios es la fuente de la santidad, de la fuerza y de la inmortalidad. Jesús nos lo hace presente y cercano. En Él podemos encontrar el sosiego y el descanso que necesitamos. Recordamos las palabras con las que San Agustín inicia sus Confesiones: "Nos hiciste Señor hacia Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti". Jesús nos ofrece el "yugo" o balancín que ayudaba a llevar los pesos. Su mensaje, lejos de añadir una carga insoportable a nuestra vida, nos ayuda a soportar las nuestras y nos proporciona el descanso que necesitamos.
Contemplación:
Recordamos que Jesús se retiraba a veces a descansar en casa de Lázaro, Marta y María. La contemplación de María y las tareas de Marta componen nuestra vida. Durante el tiempo de Adviento preparamos nuestro corazón para contemplar el misterio de su nacimiento y descansar junto a Él de nuestras ansias y cuidados.
Acción:
Seguramente hay personas cerca de nosotros que necesitan un poco de descanso. Pensemos si podemos ayudarlas en sus tareas, por ejemplo en el servicio a sus familiares enfermos. Pero pensemos, sobre todo, si podemos orientar a nuestros hermanos para que depositen en el Señor sus afanes.
PARA USO PRIVADO DE LA COMUNIDAD PARROQUIAL DE CRISTO SALVADOR.
Los textos de esta sección están inspirados y tomados, intentando respetar los derechos de autor y propiedad de: José-Román Flecha Andrés, Lectio Divina para tiempos fuertes. Adviento: La alegría de la espera, Publicaciones Claretianas, Madrid 2013.
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