Los Sínodos suelen hacer eco en el Papa que, a su ve, reflexiona sobre las proposiciones del mismo para ofrecer un documento magisterial a la Iglesia y al mundo.
No podía ser menos para la reciente reflexión de toda la Iglesia sobre la Evangelización en el tiempo presente.
De la lectura rápida saco el talante positivo y la invitación a ser cristianos alegres en la transmisión del Evangelio. Los casi 15 primeros números de la Exhortación hablan y fundamente desde la escritura la alegría de la que somos portadores los cristianos, una alegría que haga frente al mundo dividido y marcado por el individualismo y el sálvese quien pueda.
Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Hay que sobre ponerse a esto lo antes posibles si queremos que nuestra fe siga diciendo algo a los hombres y mujeres de este tiempo.
Para conseguirlo, Francisco se propone lo siguiente
Propuesta y límites de esta Exhortación
16. Acepté con gusto el pedido de los Padres sinodales de redactar esta Exhortación. Al hacerlo, recojo la riqueza de los trabajos del Sínodo. También he consultado a diversas personas, y procuro además expresar las preocupaciones que me mueven en este momento concreto de la obra evangelizadora de la Iglesia. Son innumerables los temas relacionados con la evangelización en el mundo actual que podrían desarrollarse aquí. Pero he renunciado a tratar detenidamente esas múltiples cuestiones que deben ser objeto de estudio y cuidadosa profundización. Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable «descentralización».
17. Aquí he optado por proponer algunas líneas que puedan alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora, llena de fervor y dinamismo. Dentro de ese marco, y en base a la doctrina de la Constitución dogmática Lumen gentium, decidí, entre otros temas, detenerme largamente en las siguientes cuestiones:
a) La reforma de la Iglesia en salida misionera.
b) Las tentaciones de los agentes pastorales.c) La Iglesia entendida como la totalidad del Pueblo de Dios que evangeliza.d) La homilía y su preparación.e) La inclusión social de los pobres.f) La paz y el diálogo social.g) Las motivaciones espirituales para la tarea misionera.
18. Me extendí en esos temas con un desarrollo que quizá podrá pareceros excesivo. Pero no lo hice con la intención de ofrecer un tratado, sino sólo para mostrar la importante incidencia práctica de esos asuntos en la tarea actual de la Iglesia. Todos ellos ayudan a perfilar un determinado estilo evangelizador que invito a asumir en cualquier actividad que se realice. Y así, de esta manera, podamos acoger, en medio de nuestro compromiso diario, la exhortación de la Palabra de Dios: «Alegraos siempre en el Señor. Os lo repito, ¡alegraos!» (Flp 4,4).
Aquí está presente su proyecto de acción como obispos de Roma y pastor de los cristianos, una especie de discurso programático de su pontificado.
Antes de que comiencen a "llover" los comentarios a la misma, con su compartas de "pro" y "contras" bien merece la pena leerse la exhortación desde la clave de la comunicación alegre del tesoro de la fe que llevamos en vasijas de barro. El el siguiente enlace se puede leer el documento entero. Despúes, solo después pueden venir los comentarios:
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