La experiencia de un Dios compasivo fue el punto de partida de toda la acción revolucionaria de Jesús que le condujo a introducir en la historia un nuevo principio de actuación: la compasión. Jesús introduce en medio de esta sociedad una alternativa que lo transforma todo: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo»
Por eso, la compasión no es, para Jesús, una virtud más, sino la única manera de ser como Dios. El único modo de mirar el mundo, de sentir a las personas y de reaccionar ante el ser humano de manera sana, como Dios.
Esta compasión no es un mero sentimiento sino un principio de acción que desafía los esquemas de actuación convencionales. Consiste en interiorizar y hacer nuestro el sufrimiento del otro para reaccionar y hacer por él todo lo que podamos. Jesús lo sugirió de manera provocativa en la parábola del buen samaritano… ¿Habrá que reordenarlo todo desde la compasión? He aquí el interrogante que llevamos tiempo haciéndonos desde las reflexiones en los distintos grupos de la comunidad parroquial de Cristo Salvador.
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