viernes, 10 de enero de 2014

Humano



Si encontramos nuestra alma, encontramos el centro del universo" 
(Joan Mascaró,Lámparas de fuego)
12 de enero. El Bautismo de Jesús
Lc 3, 15-16. 21-22
"Todo el pueblo se bautizaba y también Jesús se bautizó; y mientras oraba, se abrió el cielo, bajó sobre él el Espíritu Santo en forma de paloma y se escuchó una voz del cielo:

En la Liturgia de la Palabra, Hch.10, 34-38, Pedro nos dice de Jesús "que pasó haciendo el bien", el elogio mayor que jamás se haya podido hacer de él. Superior, incluso, a los de "Hijo de Dios", "Salvador", etc. que con tanto celo como vacuidad, se afanaron en manufacturar luego sus sucesores romanos. Verdadera pena es que sesudos Padres Conciliares –Papas al frente, "excathedra loquens"- malversaran su masa gris, su tiempo y dialéctica durante veinte siglos, en discusiones teológicas de caminos a ninguna parte. ¡Rompan de una vez por todas vaticanos muros y abran ventanas al campo -el exterior y el interior- que permitan ver las cosas en pura Luz del Evangelio!
¿Qué más y mejores dogmas que los definidos en proposiciones como la del Apóstol, asentadas por firmes y ciertas como principio de la ciencia de la vida? Los de Nicea y Trento deben dar paso cuanto antes al Credo de la Cotidianeidad, de puertas abiertas a la realidad y al cambio. La Iglesia oficial baila hoy a pie cambiado la danza de la fe con la existencia.
Título más glorioso como cristianos: persona que hace el bien. (¡Qué bello propósito para el nuevo año!). En nuestro irremisible Viaje a Ítaca el hombre se descubre y se construye a sí mismo en un acto de interiorización: encontramos el centro del universo. Entonces Dios,"que no hace distinciones y acepta a todos, sean de la nación que sean" como dice Pedro, permitirá que su voz suene amorosa por igual en los oídos de todas sus criaturas: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto». Y eso, con o sin bautismo ni complacencias.


CASIDA DE LA ROSA

La rosa
no buscaba la aurora:
Casi eterna en su ramo
buscaba otra cosa.

La rosa
no buscaba ni ciencia ni sombra:
Confín de carne y sueño
buscaba otra cosa.

La rosa
no buscaba la rosa:
Inmóvil por el cielo
¡buscaba otra cosa!

Federico García Lorca

Vicente Martínez

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