Buscando la esencia |
A propósito del Evangelio (Lc 5, 1-11) de este domingo (10/2/13)
Un hombre o una mujer están ocupados en su trabajo de todos los días. De pronto, un velo se rasga. Su vida le parecía natural y normal y, en efecto lo era. Pero Dios habla y todo cambia.
¡Hay cosas tan poco previsibles!
¿Quién sería capaz de tomar en serio la idea de que algunos pescadores galileos iban a ir un día por el mundo e iban a transformarlo radicalmente?
Nosotros, como Pedro, Andrés, Santiago y Juan, no vamos a experimentar ninguna revelación extraordinaria. Pero si compartimos vivencias con Jesús, si le dejamos que nos hable desde lo ordinario, desde nuestra carencia y fragilidad …
¡Todo es posible!
!Solo hace falta un poco de audacia¡
¡Ser, también, emprendedores!
… Y, dejándolo todo, lo siguieron.
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