A toda la Comunidad Parroquial
El Adviento está a las puertas y nos preparamos para celebrar la Navidad. Son fechas donde se acrecienta la sensación de que, la familia humana, somos uno; que nos necesitamos, cada vez más, los unos de los otros y se obran milagros con mil formas de solidaridad.
Este año, desde el Equipo de Coordinación de Infancia se pide a toda la Comunidad Parroquial participar, una vez más, para volver a suscitar la magia del compartir, proponiendo colaborar conjuntamente con los niños y niñas de Iniciación en la tradicional Operación Kilo. La imagen de los chavales trayendo alimentos cada domingo, a partir del 2 de diciembre, a las eucaristías alienta la esperanza, tanto en los que comparten como en los que reciben.
El Programa Europeo de ayuda alimentaria a las personas más necesitadas sigue en marcha, pero ya hemos podido constatar, con cierto desaliento, que han disminuido en un 50% los productos donados, mientras que han subido un 60% los beneficiarios a los que estamos asistiendo con esta ayuda. Necesitamos, con urgencia, multiplicar las donaciones de los alimentos básicos no perecederos, especialmente legumbres, arroz, azúcar, conservas, embutidos, lácteos, productos navideños...
La actual situación socio-económica está repercutiendo con gravedad en los más frágiles y desprotegidos de nuestro barrio, tanto en las familias que tienen niños y ancianos a su cargo como en los que están sufriendo las consecuencias de la falta de empleo que se agrava, en concreto, en los jóvenes que no encuentra un primer empleo y en los que, ya emancipados, tienen que acudir a sus redes de ayuda familiar.
Por ello, toda motivación parece poca, para que, los que hemos sufrido menos por la crisis, alcancemos conciencia de responsabilidad y cuidado respecto a los que lo estén pasando mal. Más aún, tenemos que luchar contra la sensación de que “poco podemos hacer” ante lo que se nos impone. Poseemos, como educadores, la posibilidad de transmitir que, cada uno de nosotros, tenemos en las manos un pedacito de mundo en el que podemos hacer algo para que la sociedad marche mejor.
A simple vista, parece imposible que el gesto de compartir unos kilos de comida sea suficiente para derribar el muro que separa a los que tienen de los que no tienen, pero es bastante para soñar que se pueden derribar pequeñas barreras con un kilo. No hay que desistir, no podemos abandonar; es vital no renunciar a transmitir que, cuando el talante solidario es verdadero es cuando realmente tiene valor y no olvidar que lo mejor sería que la actitud de muchos hacia los demás durase todo el año, tal como aparece cuando se acerca la navidad.
La forma que proponemos para compartir los alimentos es sencilla: en todas las Eucaristías dominicales podemos colocar lo que traigamos en la mesa que está a la entrada. En el momento del ofertorio, algún miembro del Equipo de Liturgia tomará los alimentos para presentarlos. Igualmente, las cajas de recepción de la Operación Kilo estarán disponibles en el Templo y en los Salones.
Ojala, que tanto los chavales de Infancia, como en las Familias, como en la Parroquia y en la Calle, todos vivamos de verdad la solidaridad con los demás y no sólo con lo que nos sobra sino también cuestionándonos: ¿cuánto queda para que a nadie nos falte nada de lo necesario para vivir?
Un saludo del Equipo del Despacho de Acogida de Cáritas, del Equipo de Infancia y del Equipo de Coordinación de la Acción Caritativo-Social de la Parroquia.
Pd.- Os dejamos con un vídeo que ha compartido Mª Jesús que nos puede ayudar a reflexionar sobre lo que tenemos, lo que nos sobra, lo que nos falta...
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