miércoles, 20 de noviembre de 2013

Belleza



Domingo XXXIV TO-Ciclo C – 24 de Noviembre de 2013

LUCAS 23,35 43

En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a si mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso».


En 1976, en una cárcel llamada libertad.

Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido, ni saludar a otro preso. Tampoco puede dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.

Didaskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso "por tener ideas ideológicas", recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel.

Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos, y el dibujo pasa. Didaskó le elogia al obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:

- ¿Son naranjas? ¿Qué fruta son?

La niña lo hace callar:

- Ssshhhh...

Y en secreto le explica:

- Bobo,  ¡no ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.

(Eduardo Galeano)

El sentido de la belleza, nos dicen, es un instinto humano básico, la clase de cosa que nos separa de los animales, una especie de cualidad intrínseca del espíritu humano, la irreprimible expresión de la intuición contemplativa. Tiene algo que ver con el significado de estar vivo. Pero, ¿es esto verdad? ¿Y cómo lo sabemos?

Recuerdo haberme quedado impactada por un nuevos sentido de lo que significa ser humano en el entorno inhumano del peor barrio de chabolas de Haití. Allí las personas viven en chamizos de una sola habitación hechos de planchas de uralita sobre suelos de barro. Allí tienen y crían un hijo tras otro. Comen los desechos de la sociedad. Mendigan madera para cocinarlos. Duermen en medio de la suciedad, visten harapos, apenas sonríen y no saben leer. 

Pero en medio de esa degradación humana, pintan con brillantes colores luminosos escenas de una comunidad sana que ama y ríe. Tallan rostros. Pintan con colores estridentes en escudillas hechas de coco. Cantan con tambores en las desnudas montañas, elevando el grito del corazón humano. 

Producen belleza desafiando lo que supone vivir una vida horrible y olvidada, ajena a lo que los Estados Unidos, el país más rico del mundo, ha conocido nunca. Son signos de lo que una sociedad que puede producir tal belleza es capaz en cuanto a infinito potencial humano, por mucha lucha que se precise para llevarlo a plenitud. Son un signo de posibilidad, aspiración y humanidad que no hay en el mundo chabolas, armas, pobreza o hambre que puedan aplastar.

Dios ha hecho todas las cosas hermosas a su tiempo
Eclesiastés 3, 11

Joan Chittister, 40 cuentos para reavivar el espíritu, Sal Terrae.

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