El miércoles, a las 19 h. tendremos, en el Templo parroquial al celebración de la reconciliación. Puedes bajarte la hoja de la celebración en:
Sentido del día
“Como todo don de Dios, fe y caridad se atribuyen a la acción del único Espíritu Santo (cf. 1 Co 13), ese Espíritu que grita en nosotros «¡Abbá, Padre!» (Ga 4,6), y que nos hace decir: «¡Jesús es el Señor!» (1 Co 12,3) y «¡Maranatha!» (1 Co 16,22; Ap 22,20).
La fe, don y respuesta, nos da a conocer la verdad de Cristo como Amor encarnado y crucificado, adhesión plena y perfecta a la voluntad del Padre e infinita misericordia divina para con el prójimo; la fe graba en el corazón y la mente la firme convicción de que precisamente este Amor es la única realidad que vence el mal y la muerte. La fe nos invita a mirar hacia el futuro con la virtud de la esperanza, esperando confiadamente que la victoria del amor de Cristo alcance su plenitud. Por su parte, la caridad nos hace entrar en el amor de Dios que se manifiesta en Cristo, nos hace adherir de modo personal y existencial a la entrega total y sin reservas de Jesús al Padre y a sus hermanos. Infundiendo en nosotros la caridad, el Espíritu Santo nos hace partícipes de la abnegación propia de Jesús: filial para con Dios y fraterna para con todo hombre (cf. Rm 5,5)” (Benedicto XVI, Mensaje Cuaresma 2013).
Para empezara conocer si sabemos amar, tenemos, antes, que sabernos queridos. Cuando hayamos entendido hasta qué punto Dios nos quiere, entonces experimentaremos el no haber sabido corresponder y, en Dios, aprenderemos a amar. Con el amor aprenderemos a conocer a los demás y comprenderemos que existe una razón para nuestra vida. Si elegimos siempre el amor a los demás, sean cuales sean las consecuencias de esta elección, habremos empeñado nuestra vida y seremos verdaderos revolucionarios en nuestro mundo de hoy. Porque no es la justicia, ni la violencia, ni el poder, quienes transforman el mundo, sino el amor; un amor que se manifiesta en Dios, Padre, Hijo y Espíritu, un amor que descubrimos como un principio que, a su vez, adjetiva al propio Dios como Misericordia...
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