jueves, 18 de julio de 2013

El amor de Gepetto






Ayer, bien temprano en el desayuno, apareció Pinocho comportándose de una manera extraña, con ocultándose de alguien, mirando detrás de cada esquina. De repente pidió, colgó un  nota en la pared y salió corriendo del comedor. Leímos la nota y ponía: "Me he ido a conocer mundo y a vivir aventuras. Firmado: Pinocho"

Al poco aparecerá Gepetto  larmado. No encuentra a Pinocho por ninguna parte. Los niños le señalaron la nota y a Gepetto se le rompió el corazón. Desesperado, nos pidió ayuda para encontrarlo antes de que la Reina de Corazones note su ausencia y le castigue. 

Por la tarde, a la hora de la piscina...

















... apareció Pinocho llorando, arrepentido….nos cuenta que se había ido porque estaba harto de que su padre le riñera y eso solo podía significar que no le quería….pero había visto que tenía razón, que le quiere y que sólo lo hace por su bien…

Pinocho Y Gepetto se reencuentran... Se piden perdón y para celebrarlo nos van a invitar a las fiestas del barrio, que viene uno de los magos más famosos del reino: el cuñado de Merlín.






















Terminada la fiesta Gepetto nos contó cómo se sentía y comenzó su cuento a reescribirse; decía así:




Esta es, probablemente, la historia de amor más grande que hayáis oído en vuestra vida. En ella, no hay príncipes ni princesas enamorados, ni siquiera hadas pero sí mucha, muchísima magia. Nuestra historia empieza así:

Elisa y yo nos enamoramos cuando teníamos 20 años y siempre soñamos con tener hijos. Sin embargo la naturaleza no nos concedió nuestro deseo y Elisa contrajo una terrible enfermedad que se la llevó a la temprana edad de los 35 años. Desde entonces me volqué en la carpintería, mi pasión y creé mi gran sueño: un muñeco que aunque era de madera, yo adoraba y mimaba como si fuese mi propio hijo. Hecho con ocho ramas del pino de mi jardín lo llamé Pinocho. Recuerdo que la noche que terminé mi muñeco me acosté tremendamente feliz porque para mí acababa de nacer mi hijo y no os podéis imaginar la alegría cuando, al despertar por la mañana, Pinocho hablaba, caminaba y respiraba como un niño de verdad. Ese fue, sin duda, el día más feliz de mi vida.

Cuidé y eduqué a Pinocho lo mejor que pude aunque tenía tantísimo miedo de que le pasase algo que quizá no le dejé descubrir el mundo por sí mismo. Siempre fue un niño muy aventurero, cariñoso y leal pero cuando Pinocho entró en la adolescencia las cosas empezaron a cambiar, discutíamos mucho y dejamos de entendernos. Una noche Pinocho me dijo cosas terribles y dando un portazo se fue de casa. Me asustó su comportamiento pero aún me asusté más cuando, al día siguiente encontré su nota de despedida cargada de rencor. Mi amor y preocupación por Pinocho eran mucho más grandes que el dolor que sentía por sus palabras y sus actos así que tenía claro que movería cielo y tierra para encontrarle.

El resto de la historia ya la conocéis, gracias a vosotros mi hijo está sano y salvo, en casa. Pinocho me contó las cosas terribles que había visto pero también la belleza del mundo que nos rodea y fue ahí cuando entendí que yo no soy el mejor padre del mundo y que probablemente Pinocho no sea perfecto pero es el mejor hijo que podía incluso soñar. Estoy orgulloso de él y nada ni nadie cambiaría eso jamás porque le amo más que a nada en el mundo como, estoy seguro, vuestros padres os aman a vosotros y Dios a cada uno de nosotros. 

Gepetto le dio a los guardianes del libro su cuento y estos lo escondieron con cuidado




Nos quedan muchas historias y poco tiempo, ¿Seremos capaces de salvar a todos los personajes del mundo de la ilusión y la fantasía?

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